Por qué aspiro a ser diputado por La Vega
Alfredo
Cruz Polanco (alfredocruzpolanco@gmail.com)
“La política no es
una especulación. Es la Ciencia más pura y la más digna, después de la
Filosofía, de ocupar las inteligencias nobles”.
Juan Pablo Duarte y Diez.
Según la Constitución de la República, todo
ciudadano que goce de los derechos políticos, civiles y constitucionales, tiene
el derecho a elegir y a ser elegido. Esto
no significa que debemos continuar cualquierizando las posiciones públicas que
son para servirle a la patria y a la ciudadanía, eligiendo a más de lo mismo, a
personas sin ninguna formación política ni profesional, por el simple hecho de
que se hayan destacado en un área específica, deporte, arte u oficio, menos en
la política, pues eso no es una garantía de que harían una buena gestión.
Para ser profesional de una de las tantas
carreras existentes, se requiere de estudios y de investigación, ni hablar de
la Ciencia Política, pues esta requiere de un estudio profundo y permanente, ya
que todos los días ocurren nuevos acontecimientos económicos, políticos y
sociales, tanto locales como internacionales, que hay que dominarlos, además,
conocer la deuda social, el mapa y los índices de pobreza del país; dominar la
agenda nacional e internacional; participar y representar a sus comunidades,
defender los intereses de su provincia y de su país, para evitar la
improvisación.
Pero muchas veces a los partidos políticos lo
que les interesa es la escogencia de personas que les garanticen una posición
(senaduría, diputación o una alcaldía), es decir, la cantidad, no la calidad. De
ahí la crisis de valores y de credibilidad que hoy presenta el sistema
partidario de nuestro país.
Desgraciadamente a los que ejercemos el
ejercicio de la política tal como la concibió el Padre de la Patria Juan Pablo
Duarte y Diez, aferrados siempre a los valores y a los principios éticos y
morales; a los que actuamos con decencia, humildad, transparencia y pulcritud;
a los que la utilizamos para servir, no para servirnos de ella; a los que no
distribuimos dinero alegremente porque no hemos acumulado grandes fortunas,
fruto del peculado, muchas veces nos subestiman y no somos bien valorados por
algunos sectores de la sociedad.
Con ese proceder se le sustrae a las
provincias y al país la oportunidad de poder contar con funcionarios
competentes, honestos, capaces y con vocación de servicios. En cambio, se
escogen a personas sin las más mínimas condiciones políticas, profesionales ni
morales, que desconocen cuáles serían sus funciones y responsabilidades ante la
sociedad, pues no están formadas para ello. Luego nos quejamos de lo mal
representado que estamos y de la baja calidad de nuestro Congreso Nacional.
Decidí inscribir mi pre candidatura para
representar dignamente a mi provincia, para legislar, fiscalizar, exigir y
buscar soluciones para nuestras comunidades, atendiendo a las peticiones de
muchas familias del campo y la ciudad, de los centros de madres y de las juntas
de vecinos; de las asociaciones de padres y amigos de las escuelas; de los diferentes
sectores religiosos, culturales y deportivos; gremios profesionales,
empresariales y laborales, que siempre han confiado en mí.
Para ello cuento con una experiencia
profesional y política de más de 45 años, con una hoja de servicio tanto en el
sector privado como en el público. Lo hice a sabiendas de las pocas
oportunidades existentes en la circunscripción No.1 de La Vega, dada las
reservas de los partidos para los aliados, para la cuota de la mujer y para la
juventud, además de competir internamente con funcionarios y empresarios. Solo
son 5 plazas, pero no podíamos permanecer indiferentes y de brazos cruzados
cuando los antivalores nos corroen.
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